La adicción al sexo, otro mito
El pecado es pecado, no una enfermedad ni tampoco una adicción, veamos este artículo que salió en el blog Mangas Verdes
La adicción al sexo, otro mito
La ‘adicción al sexo‘ no es una enfermedad, es sólo una excusa, una invención de los medios y las clínicas privadas para explotar un instinto básico del ser humano. Con esta contundencia se manifiesta el escritor británico y otrora estudiante de Medicina Jed Mercurio en un artículo en ‘The Times’ que, bajo el título ‘JFK, Russell Brand y el mito de la adicción al sexo’, cuestiona este concepto exclusivo de la sociedad contemporánea.
En realidad, tal y como señala Vaughan en Mind Hacks, no existe ningún estudio reconocido acerca de este ‘mal’, que tampoco cuenta con diagnósticos oficiales acreditados, si bien se suele relacionar con actitudes compulsivas o no controladas de personajes por lo general famosos, y en la mayoría de los casos, tras ser pillados ‘in fraganti’. La promiscuidad de toda la vida, elevada a los dudosos altares de la ‘dependencia‘.
Mercurio expone las conclusiones de diversos expertos en la materia, que discrepan abiertamente de que el sexo pueda ser equiparado a adicciones como el alcohol o resto de drogas, en las que sí hay factores objetivos de dependencia, y que señalan que lo que se suele denonimar ‘adicción al sexo’ no es más que el aprovechamiento de las oportunidades que se presentan, tanto a mujeres como hombres, que son considerablemente superiores en el caso de personajes populares, precisamente la mayoría de los ‘diagnosticados’ por este síndrome: JFK, Russell Brand, Michael Douglas, David Duchovny, Hugh Grant, Madonna…
“En tiempos de John F. Kennedy no existía el concepto de ‘adicción al sexo’. A los hombres los llamaban ‘galanes’ y a las mujeres, cosas mucho peores. Hoy, la promiscuidad suele ser etiquetada comno ‘adicción’ por quienes la practican, quienes la tratan y quienes escriben sobre ella. Se la eitqueta como una enfermedad para no tener que emitir una opinión moral sobre asuntos como la monogamia, cuántos amantes son demasiados, y cuánto sexo se debe practicar”.
Estamos en la misma línea de adicciones tan cuestionables y ensalzadas por los medios como las de Internet, redes sociales o videojuegos. Simples mitos promovidos por intereses particulares o mentes reaccionarias que comienzan a formar parte ya del inventario de leyendas pseudocientíficas del nuevo milenio.